Full Thread: Antropología racial
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Old March 27th, 2011 #5
Blanco.
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Así lo veo yo.

No dispongo de la suficiente evidencia científica como para poder afirmarlo categóricamente, pero estoy convencido de que la inversión de valores nietzscheana tiene un trasfondo, en última instancia, genético.

Nietzsche aventuró una causa genética de su idea de la trasvaloración y, aunque no llegó a desarrollarla, nos la adelantó cuando hablaba de la bestia de rapiña, la bestia rubia y el ario como heredero de un pasado bárbaro y cazador frente a los flanders resentidos, pichascortadas y gargameles de estirpe desértica. Ahí es donde entra el mundo cerealístico. La revolución neolítica ha sido vista desde todas las perspectivas posibles menos desde una, la perspectiva genética y más concretamente la perspectiva moral -entendiendo la moral como una manifestación de la psique del hombre, de carácter genético-. En términos evolutivos estamos asistiendo hoy a las consecuencias de la ruptura del hombre con el modo de vida que ha seguido durante más de dos millones de años, el de depredador social:

En este vídeo, el genio naturalista habla del hombre como depredador social; ver de 4.20 hasta el final.




El Neolítico trajo consigo un cambio más profundo de lo que puede parecer en un primer momento, más allá de lo superficial y rimbombante de la agricultura, el sedentarismo y la sobrevaloradísima civilización. La vida neolítica exige de unos esquemas, en la mayoría de los casos, totalmente antagónicos a los de la existencia cazadora, como igualdad frente a jerarquía, estatismo frente a dinamismo, domesticación frente a naturalismo, antropocentrismo frente a panteísmo, individualismo frente a socialismo y un largo etc. Y no es sólo que los exija, sino que también los impone genéticamente mediante su propio mecanismo de selección -que no por mutación y selección, proceso evolutivo que se detuvo en el Paleolítico final-. El contraste de estos dos mundos se observa muy bien en la contraposición de los cultos de raíz medioriental y los cultos paganos europeos de carácter solar.

El hombre ya no vive como depredador social y, en estos momentos, se encuentra en la fase de tránsito hacia un nuevo modelo bajo los esquemas civilizados; ni es depredador: porque no depreda sino que domestica, parasita y veja a su alimento, ni es social: por razones más que obvias.

Necesitamos quien nos escriba una genealogía de los instintos o una genealogía de la raza. De esta revolución en la vida del hombre acaecida en los albores de la sivilisasión podrían escribirse tomos y tomos de literatura genética.

Mientras, yo reivindico la necesidad de un estadio salvaje como medio para conocer al hombre en su verdadera dimensión. La educación y nuestra naturaleza mentirosa no hacen más que confundir al personal. El racismo se ha plagado de educacionistas que no parecen ser conscientes de que, por norma general, el hombre promedio es un ser miserable y vil que convenientemente sabe vestirse de seda para tener el estómago lleno. Poca cosa más que un monillo pajillero.


Que toneladas de excrementos lluevan sobre la tumba de Flavio Teodosio I. Y drogas gratis.