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Old March 21st, 2011 #1
Blanco.
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Default Antropología racial

Que sirva este hilo para el seguimiento de la actualidad antropológica y de todo aquello que pueda ser visto desde una perspectiva racial.

Se ruega saber hacer científico.
 
Old March 21st, 2011 #2
Blanco.
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Vamos con información recién salida del horno.

Visto en Dienekes.


El enterramiento de Combe-Capelle, en Francia, no es tan antiguo como se pensaba, por varios miles de años.


Resumo en castellano:

Quote:
El yacimiento de Combe-Capelle, en Francia, ha sido considerado uno de los sitios más antiguos del Homo Sapiens en Europa. Dadas las particularidades del emplazamiento, se le estimaba una antigüedad de en torno a 30.000 años antes del presente.

Ante el inicial fracaso al extraer información cronológica mediante datación por radiocarbono del famoso cráneo de Combe-Capelle, se extrajo una segunda muestra de la mandíbula inferior en mejores condiciones para arrojar información fiable en la datación. El subsiguiente análisis confirmó una antigüedad de 7575 a.C para el citado cráneo.

La nueva datación no sólo subraya el hecho de la escasa presencia de restos de hombre anatómicamente moderno anteriores a 30.000 años en Europa, sino que también confirma que no tenemos evidencias de enterramientos pertenecientes a esta época. También queda claro que el Châtelperroniense francés fue practicado exclusivamente por los últimos neandertales. La nueva fecha sitúa el yacimiento de inhumación en cuclillas de Combe-Capelle en el Mesolítico, cuando el hombre vivía en condiciones climáticas cálidas y sobrevivía de la caza, la pesca y la recolección.
Quiero subrayar la siguiente observación de Dienekes:

Quote:
Originally Posted by Dienekes
Combe Capelle differs quite a bit from the "Cro-Magnons" (right) who inhabited France during the Upper Paleolithic by being hyperolichocranic, higher-skulled narrower-faced. This led some to postulate the existence of two primordial European races.
Cráneo de Combe-Capelle:





Cráneo Cromañón:






Bien, señalar tres cosas:

- Sirva esta redatación para constatar el hecho de que las fechas bailan, y seguirán bailando. El escenario del Paleolítico europeo aún no está nada claro.

- En su día interpreté este cráneo como un remanente arcaico de la transición a Cromañón. Ahora, dada la dinarización/neandertalización evidente, cuadra mucho más en el esquema siendo de fechas tan tardías.

- Se confirma el jaleo Epipaleolítico.

Hablé de ello hace poco en Stormfront -en mi hilo de "Primeras imágenes de una de las últimas tribus..."-, cuando se trató el asunto de la ganadería. Basta echar un vistazo por encima al registro genético de Ancient Eurasian DNA para darse cuenta que en la región cantábrica comienzan a florecer los linajes H bastante antes de la expansión Neolítica. Por lo tanto, tendremos que prestar más atención a lo que pasó tras el Dryas reciente.
 
Old March 24th, 2011 #3
Blanco.
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Vamos con un poco de agricultura, que hay cosas nuevas. Publicado en este mismo mes:

El cultivo de cereales de los primeros agricultores no era más productivo que la caza-recolección.

(El texto completo es de pago, yo dispongo de él pero no lo puedo publicar; si a alguien le interesa mucho emepé).

Traduzco el resumen al castellano:

Quote:
¿Se convirtieron los cazadores en agricultores simplemente porque la agricultura era una mejor forma de sobrevivir? Si así fuera, la que es probablemente la mayor revolución en el estilo de vida humano de todos los tiempos queda explicada fácilmente. Para responder a la pregunta, he estimado el rendimiento calórico por hora dedicado a la caza y recolección de especies silvestres y al cultivo de cereales de los primeros agricultores, usando datos de los cazadores-recolectores y los agricultores de tierras abundantes que figuran en el registro etnográfico e histórico, así como en la evidencia arqueológica. Una respuesta convincente debe tener en cuenta no sólo el trabajo de la caza-recolección y el cultivo, sino también el trabajo del almacenamiento, procesado y otras labores indirectas, además de los costes asociados con la naturaleza tardía de la producción agrícola y la mayor exposición al riesgo de aquellos cuya forma de vida dependía solamente de unos pocos cultivos y no de una amplia variedad de especies salvajes. A pesar de la incertidumbre a la que inevitablemente están sujetas estas estimaciones, la evidencia es inconsistente con la hipótesis de que la productividad de los primeros agricultores era superior a la de los cazadores del Holoceno temprano. Los aspectos sociales y demográficos de la agricultura, antes que su productividad, pudieron haber sido esenciales en su florecimiento y expansión. Cabe destacar que entre estos aspectos pudo haber sido la contribución de la agricultura al crecimiento de la población y el desarrollo militar la causa de la expansión de la agricultura como modo de vida.

Este análisis comparativo sobre la productividad calórica viene a sumarse y confirmar algo que ya se sabía. Sin ir más lejos, Loren Cordain pudo observar que entre tribus vecinas de cazadores-recolectores y agricultores, eran los cazadores quienes tenían más tiempo libre para rascarse las pelotas. Y no sólo eso, ya que es bien sabido que los primeros agricultores eran menos sanos y tenían menos esperanza de vida que sus colegas depredadores.



A la derecha, trigo sin domesticar. Esbelto y hermoso, en el centro, el grano tras generaciones de escrupulosa selección.

Cabe preguntarse, y todos nos lo preguntamos, cuál demonios fue ese detonante que impulsó un cambio tan radical que ni siquiera era deseable. A raíz de este nuevo análisis, he podido leer por ahí a quien hablaba sobre la necesidad de un apoyo en una domesticación previa, la ganadería, aunque por el momento el registro arqueológico no se pronuncie al respecto. Yo veo muy lógico tomar la ganadería como peldaño de transición, tanto dietético como tecnológico y cultural; ya que cubriría la demanda de alimento de alto valor calórico y proteico y serviría de avanzadilla para un estado sedentario en el que experimentar con la domesticación del grano.

Este componente de baja productividad de la agricultura, precisando de un dominio avanzado de la tecnología y de unas condiciones muy concretas en cuanto a clima y suelo, arroja mucha luz sobre el patrón de expansión del Neolítico.


La escala de colores representa cronológicamente la neolitización en base al registro arqueológico, se aprecia como el patrón este-oeste es relativamente homogéneo como resultado de una neolitización rápida; pero, sin embargo, no ocurre igual cuando observamos el patrón sur-norte, muy concretamente, el patrón visible en la dirección marcada por la flecha "y", que se corresponde con el frente natural de expansión neolítica a través de la cuenca del Danubio, viéndose frenado cuanto más al norte. Como explicación a este fenómeno, la alta densidad poblacional en la llanura balto-germano-polaca y sur de Escandinavia.

De: Anisotropic dispersion, space competition and the slowdown of the Neolithic transition.

Ver también: Ya se volcaban camiones de fruta en la prehistoria. Paleorama.

Va perfilándose el esquema de "las dos Europas". Una cazadora y otra agricultora. La Europa cazadora se retira al norte tras el último máximo glaciar, siguiendo a sus presas en un primer momento y dejando correr el aire con los pueblos neolíticos, de superioridad demográfica y militar, después. La agricultura penetra en el mediterráneo con facilidad, por ser terreno fértil y por tener una densidad de población tan baja que apenas opone resistencia, mientras los cazadores se crecen y hacen fuertes en el norte. La tecnología alcanza un alto nivel de desarrollo y en el mediterráneo aparecen las primeras ciudades de importancia; los cazadores, conociendo la agricultura y dominando la tecnología del mediterráneo, ávidos de vida nómada, guerra y botín, empiezan a llover desde el Danubio y, en esta mezcla, tiene lugar lo que hemos venido a llamar Civilización Occidental.

De algún lado tenía que venir el brillo que destella en algo con unos orígenes tan turbios. Esta dicotomía de cazadores y agricultores, depredadores de rapiña y chabolistas mercaderes, tiene más trascendencia de la que puede aparentar. Modos de vida tan antagónicos sólo pueden tener un trasfondo espiritual y cosmovisional también antagónico.

Quote:
"Our Land"

Sedentism and domestication represent not just a technological change but also a change in worldview. Land was no longer a free good, available to anyone, with resources scattered randomly across the landscape; it was transformed into particular territories, collectively or individually owned, on which people raised crops and flocks. Thus, sedentism and a high level of resource extraction (whether by complex foraging or farming) led to concepts of property tat were rare in previous foraging societies. Graves, grave goods, permanent housing, grain-processing equipment, as well as the fields and herds, connected people to places. The human mark on the environment was larger and more obvious following sedentization and the rise of farming; people transformed the landscape in more dramatic ways--building terraces or walls to hold back floods.
Another brick in the wall.
 
Old March 25th, 2011 #4
VSL
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Quote:
Originally Posted by Blanco. View Post
Esta dicotomía de cazadores y agricultores, depredadores de rapiña y chabolistas mercaderes, tiene más trascendencia de la que puede aparentar. Modos de vida tan antagónicos sólo pueden tener un trasfondo espiritual y cosmovisional también antagónico.
Corregime si me equivoco, pero me atrevo a decir que la esencia de la lucha que Europa ha emprendido desde que los primeros devoradores de trigo molido llegaron al continente es, precisamente, una lucha entre el Cazador (el "Ario") y el agricultor (el "semita"), desde que el Crô-Magnon se enfrentó a algún tipo de especie nexizada-neardentalizada hasta que el III Reich se enfrentó al capitalismo y el comunismo judaicos.

El verdadero europeo, el europeo sano y de instintos intactos, representa a ese Cazador, mientras que el débil, el chandala, el resentido, el judeo-cristiano, representa al agricultor de antaño.
 
Old March 27th, 2011 #5
Blanco.
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Así lo veo yo.

No dispongo de la suficiente evidencia científica como para poder afirmarlo categóricamente, pero estoy convencido de que la inversión de valores nietzscheana tiene un trasfondo, en última instancia, genético.

Nietzsche aventuró una causa genética de su idea de la trasvaloración y, aunque no llegó a desarrollarla, nos la adelantó cuando hablaba de la bestia de rapiña, la bestia rubia y el ario como heredero de un pasado bárbaro y cazador frente a los flanders resentidos, pichascortadas y gargameles de estirpe desértica. Ahí es donde entra el mundo cerealístico. La revolución neolítica ha sido vista desde todas las perspectivas posibles menos desde una, la perspectiva genética y más concretamente la perspectiva moral -entendiendo la moral como una manifestación de la psique del hombre, de carácter genético-. En términos evolutivos estamos asistiendo hoy a las consecuencias de la ruptura del hombre con el modo de vida que ha seguido durante más de dos millones de años, el de depredador social:

En este vídeo, el genio naturalista habla del hombre como depredador social; ver de 4.20 hasta el final.




El Neolítico trajo consigo un cambio más profundo de lo que puede parecer en un primer momento, más allá de lo superficial y rimbombante de la agricultura, el sedentarismo y la sobrevaloradísima civilización. La vida neolítica exige de unos esquemas, en la mayoría de los casos, totalmente antagónicos a los de la existencia cazadora, como igualdad frente a jerarquía, estatismo frente a dinamismo, domesticación frente a naturalismo, antropocentrismo frente a panteísmo, individualismo frente a socialismo y un largo etc. Y no es sólo que los exija, sino que también los impone genéticamente mediante su propio mecanismo de selección -que no por mutación y selección, proceso evolutivo que se detuvo en el Paleolítico final-. El contraste de estos dos mundos se observa muy bien en la contraposición de los cultos de raíz medioriental y los cultos paganos europeos de carácter solar.

El hombre ya no vive como depredador social y, en estos momentos, se encuentra en la fase de tránsito hacia un nuevo modelo bajo los esquemas civilizados; ni es depredador: porque no depreda sino que domestica, parasita y veja a su alimento, ni es social: por razones más que obvias.

Necesitamos quien nos escriba una genealogía de los instintos o una genealogía de la raza. De esta revolución en la vida del hombre acaecida en los albores de la sivilisasión podrían escribirse tomos y tomos de literatura genética.

Mientras, yo reivindico la necesidad de un estadio salvaje como medio para conocer al hombre en su verdadera dimensión. La educación y nuestra naturaleza mentirosa no hacen más que confundir al personal. El racismo se ha plagado de educacionistas que no parecen ser conscientes de que, por norma general, el hombre promedio es un ser miserable y vil que convenientemente sabe vestirse de seda para tener el estómago lleno. Poca cosa más que un monillo pajillero.


Que toneladas de excrementos lluevan sobre la tumba de Flavio Teodosio I. Y drogas gratis.
 
Old March 27th, 2011 #6
VSL
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Me puse a leer sobre Félix Rodríguez de la Fuente en la güiquipedia y me encontré con lo siguiente:

Quote:
Félix cree que el hombre ideal y feliz es el hombre primitivo –el de la cultura de los cazadores superiores del Magdaleniense de hace 15.000 años que pintaron la cueva de Altamira– dotado ecológica, artística, biológica e incluso comunitaria y culturalmente, en armonía con la naturaleza que le nutre y de la que es parte. Según sus palabras, "la entrada del neolítico es la del abuso y la del sojuzgamiento, y en ella seguimos, inadaptados". A tal efecto, su propuesta trata no de regresar a un pasado paleolítico, pero sí de incorporar a la actualidad sus elementos positivos perdidos, que fueron los que nos conformaron y que en el fondo de nuestra especie, anhelaríamos.
Civilización = muerte del hombre superior.
 
Old March 28th, 2011 #7
Alberto
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Si ayer se decía que Felix era el segundo hombre más conocido de España después de Franco, hoy no nos debe extrañar que se nos diga que es Paquirrí o Belén Esteban después de Zapatero.
__________________
"Los españoles hemos sido grandes en otra época, amamantados por la guerra, por el peligro y la acción; hoy no lo somos. Mientras no tengamos más ideal que el de una pobre tranquilidad burguesa, seremos insignificantes y mezquinos."
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Old March 28th, 2011 #8
Blanco.
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Muy interesante que señales ese tema VSL. He transcrito un texto en el que Félix expone esa visión suya de la civilización a través de la relación del hombre con su entorno y, más concretamente, de la relación del hombre con su viejo hermano lobo. A mi juicio, uno de los tratados sobre antropología más importantes de todos los tiempos. Recomiendo prestarle mucha atención a lo que dice, y leerlo las veces que haga falta para interiorizar una forma de ver al mundo que debería sernos propia.

Quote:

LA HISTORIA DE UN REMOTO ANTAGONISMO


A los dos años de convivencia con mis lobos, de estudio detenido de su comportamiento y su lenguaje, desde la lactancia al primer celo, puedo ya sopesar sus razones -"las razones del lobo"- y las razones de mis semejantes. La primera impresión es de una claridad meridiana: los pastores, los alimañeros, el experto montero, me habían contado una sarta fantástica de falsedades, cuya única justificación puede radicar en su total desconocimiento de la verdadera vida de los animales salvajes. En cambio, todo cuanto los lobos "me habían dicho" es de una veracidad inconmovible, de una justicia que seguramente sólo puede hallarse en la naturaleza. Resulta que el lobo "cruel" es un ser amantísimo de los suyos, protector incondicional de los débiles y las hembras de su especie. El lobo "traicionero" es un animal de lealtad monolítica, capaz de morir por fidelidad a su jefe. El lobo "asesino" es un cazador que no tiene más remedio que matar para comer, pero detesta la violencia y obedece ciegamente a unos signos inhibitorios que evitan, en su especie, la guerra fraticida.

La persecución implacable de que el lobo ha sido objeto, tiene una explicación muy sencilla. El lobo roba al hombre su carne y éste tiene derecho a defenderla. El pastor y el campesino tratan de expulsar por todos los medios de su territorio al competidor.

Pero, por encima de esta guerra territorial, frecuente entre otras especies animales, hay un odio mítico desproporcionado, que ha hecho del lobo el blanco de todas las lacras humanas: la crueldad, la traición, la vileza...

¿Dónde podríamos hallar el origen de esta leyenda negra? En mi criterio, la historia es muy antigua. Habríamos de remontarnos a los albores mismos de los hombres y de los lobos. En el largo y lejano período paleolítico, el hombre primitivo fue desarrollando unas técnicas y costumbres que cristalizaron en una cultura perfectamente adaptada a las exigencias del medio glaciar. Los paleontólogos la denominan cultura de los cazadores superiores. Durante más de diez mil años, estos cazadores superiores vivieron casi exclusivamente de la caza y de la pesca. Lo poco que sabemos de ellos lo hemos aprendido a través de los restos que dejaron en el suelo de las cavernas donde habitaban y del arte exquisito con que decoraron sus útiles y cuevas. Del estudio de las armas líticas, finamente talladas, de los arpones y anzuelos, artísticos y bien acabados, de las pinturas y grabados hallados en las paredes rocosas y en el hueso o el asta de sus instrumentos, se ha sacado la conclusión de que los cazadores superiores estaban muy lejos de esos seres primitivos, semidesnudos y brutales que con tanta frecuencia se representan.

Debieron ser hombres de espíritu sensible y artístico, prefectamente ambientados en el medio en que se desenvolvían. Pero toda su vida, su arte, sus ritos, giraban en torno al mismo tema: el animal. Y aquí sí que podríamos decir, sin eufemismos, el hermano animal. Porque es característica muy destacada en las sencillas concepciones de los pueblos primitivos no establecer esas férreas fronteras nuestras entre unos seres y otros. Naturalmente, se han podido descubrir estas tendencias estudiando los pueblos paleolíticos actuales, como los esquimales, los bosquimanos, los pigmeos y los arunta de Australia.

Para un bosquimano, el alce africano puede ser la luna llena, puede representar una mujer embarazada y puede contener el espíritu de la fecundidad. Un esquimal relatará tranquilamente una tradición de su raza, según la cual, en el principio de los tiempos, una manada de lobos se quedó aislada sobre un témpano; no podían cazar y se morían de hambre. Entonces, el padre de todos los lobos y de todos los seres vivientes les echó al mar y allí se convirtieron en orcas. Mucho más tarde, los biólogos comprobaron que las orcas, cetáceos muy voraces e inteligentes, son mamíferos, cazan en el mar, agrupados en manadas, a las órdenes de un jefe, como los lobos en tierra.

Esta creencia primitiva en una hermandad cósmica y en una materia prima común, metamorfoseada temporalmente en las diferentes especies animales -que tanto se acerca a las teorías actuales de algunos sabios- nació, sin duda, de la profunda y detenidísima observación de la naturaleza, a que estaban obligados aquellos cazadores. Evidentemente, no se puede matar un bisonte o un reno con un venablo de punta de hueso, si no se conocen perfectamente sus hábitos, sus desplazamientos, la agudeza de sus sentidos y sus temporales estados de ánimo.

De este conocimiento real nace un respeto profundo hacia todos los seres vivientes. Cuando un esquimal mata una foca, antes de introducirla en el campamento, una mujer vierte agua dulce en su boca: "porque la hermana foca vive en el agua salada y pasa mucha sed". Mediante este desagravio, el esquimal pide al padre de todas las focas que perdone al cazador por haberle robado una de sus hijas. Según el escritor y viajero Birket-Smith, un chamán de los esquimales del cobre decía que la desgracia del cazador ártico radica en que para vivir está obligado a alimentarse con las almas de sus hermanos los animales. El respeto por la vida animal era tan grande y común en todos los pueblos de los cazadores primitivos, que los pieles rojas americanos despreciaban y odiaban a los conquistadores del oeste porque mataban más bisontes de los que podían comer.

Pero la cultura de los cazadores superiores, basada en la perfecta adaptación del hombre al medio natural, fue barrida por una poderosa ola, al parecer, procedente de Oriente, cuya característica era la modificación de la naturaleza en provecho del hombre. Cronológicamente, coincidió con el comienzo del período que los prehistoriadores han llamado neolítico -de las piedras nuevas-. Esta corriente cultural, casi milagrosa, permitió al hombre arrancar al animal de sus costumbres ancestrales, transformarlo, de salvaje e innacesible, en dócil y doméstico. Los temibles rebaños de uros y otros bóvidos primitivos se trasformaron en puntas de mansas vacas y toros, los óvidos y cápridos agrestes se dejaron conducir, ordeñar y esquilar. El caballo pudo ser uncido y montado. El proceso de domesticación se extendió al reino vegetal. Las gramíneas primitivas que cubrían las sabanas en el límite de los bosques y los desiertos dieron lugar al trigo, la cebada y otros cereales. En plena orgía de domesticación, el hombre domesticó al propio hombre. El cazador libre de las llanuras y los bosques infinitos, llamado bárbaro, fue capturado y esclavizado. La cadena y el látigo le sometieron al mismo nivel que el ganado que trabajaba la tierra.

Un profundo abismo separó lo salvaje de lo doméstico: lo libre de lo que tenía dueño. El hombre, capaz de sobrevivir cómodamente con los bienes de su propiedad, dejó de interesarse por lo que no le pertenecía. De universal se hizo localista. Los mitos cósmicos, protagonizados por estrellas y por animales, dieron paso a las leyendas antropocéntricas. El hombre se separó tanto de la naturaleza que llegó a verse a sí mismo como un recién llegado, como un extranjero incapaz de comprender a los viejos pobladores de la madre tierra.

Era necesario defender la viña, el huerto, pero el monte se podía talar o quemar porque no tenía dueño y era aparentemente inagotable. Era preciso velar por los animales de la casa o del corral. El animal salvaje sólo podía ser objeto de indiferencia o de persecución indiscriminada. Las antiguas leyes y tabús de los cazadores superiores se olvidaron completamente. Se podía matar hasta la saciedad porque la supervivencia ya no dependía de la abundancia de la caza. Y, naturalmente, todo lo que atentara contra la integridad del rebaño o de la parcela fue objeto de implacable persecución.

En toda Eurasia, y más tarde en Norteamérica, el lobo sufrió el impacto de este revolucionario cambio de cultura. Las grandes manadas de hervíboros salvajes fueron desapareciendo, sustituidas por las manadas domésticas. La carne, el derecho a la vida, tenían ya un dueño: el hombre. Y el lobo, de un noble y admirado cazador, pasó a ser un ladrón proscrito.

Pero el lobo, rápido y vigoroso, estaba dotado de agudos sentidos y de una perfecta organización social para afrontar la lucha. Dos antiguos cazadores que quizá se ayudaron muchas veces para rematar un lance, se habían hecho ahora enemigos irreconciliables. Durante generaciones y generaciones, el lobo defendió sus tierras. Pero inexorablemente fue desapareciendo de Inglaterra, los Países Bajos, Francia y gran parte de Europa. Durante esta guerra multisecular, todos los odios, todas las calumnias se concentraron en el último enemigo natural del orgulloso "homo sapiens". Es la última fiera de nuestras latitudes. Y así, el lobo hubiera sido barrido de la faz de la tierra.

Por fortuna, los ciclos culturales de la humanidad se suceden con implacable cronología y, tras oscilaciones aparentemente caprichosas, pueden volver, en algunas facetas, al punto de partida. La profunda cultura natural de los cazadores superiores hizo posible la aparición del ciclo neolítico de la domesticación de animales y plantas. El hombre ya no tuvo que emplear todo su tiempo en rastrear y acosas piezas de captura siempre aventurada. El crecimiento de las fuentes de alimento, determinado por la agricultura y el pastoreo, le permitieron dedicar más tiempo al arte, a la investigación y al desarrollo de la técnica. Hoy, ese tiempo precioso -el mayor tesoro de la humanidad- ha sido aprovechado por muchos sabios para volver al estudio del animal salvaje, con el mismo amor y tenacidad con que pudo hacerlo el cazador paleolítico, pero con unos medios infinitamente superiores. Las películas, las publicaciones ilustradas, los libros, están poniendo al alcance del hombre medio, en todo el mundo civilizado, lo que hasta hace sólo unos años eran llamados "los misterios del mundo animal". Y el hombre, al conocer al animal, lo ama. Lo ve muy próximo a sí mismo, encuentra en él un factor de equilibrio, un compañero en la larga historia de la vida, un tripulante más en esta nave de roca y agua en que surcamos el espacio. El hombre moderno ha descubierto en el animal un hermano menor al que hay que proteger a toda costa. Aunque este hermano, como el lobo, necesite carne para alimentarse. Porque sería tan triste que nos fuéramos quedando solos en un mundo de hierro, cemento, asfalto...
 
Old March 28th, 2011 #10
Blanco.
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Ritual de caza khoisán. El hombre frente al animal, uno a uno, utiliza el método de caza por persecución y agotamiento. Cuando el animal se rinde agotado, después de darle muerte, el cazador ejecuta un ritual en el que simboliza el retorno del animal a la tierra, donde su espíritu se reencarnará completando el ciclo de la vida; finalmente ritualiza la conexión con el dolor del alma de su presa. Minuto 5.40.


Creo que no es necesario que acompañe este vídeo con otro en donde se vea una matanza moderna de nuestros compatriotas súper arios.
 
Old April 1st, 2011 #11
Blanco.
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Vamos con algo fresco sobre genética de los españoles.


Influencia norteafricana y sesgos potenciales en los estudios de asociación en la población española.
North African Influences and Potential Bias in Case-Control Association Studies in the Spanish Population. María Pino-Yanes et al.

Quote:
Trasfondo

A pesar de la limitada heterogeneidad genética de la población española, hay evidencias sustanciales que apoyan que la influencia africana histórica no ha afectado sobre ella de manera uniforme. Un recuento de las diferencias de ambas poblaciones podría ser esencial para reducir los falsos resultados en los estudios de asociación de enfermedades con factores genéticos. Usando marcadores informativos de ascendencia (AIMs, Ancestry Informative Markers), nos propusimos medir la influencia africana en la población española y explorar si ésta podría introducir un sesgo estadístico en los estudios de asociación basados en la población.


Metodología/Hallazgos principales


Gentotipamos 93 AIMs de españoles (de las Islas Canarias y de la península ibérica) y de africanos del noroeste, y analizamos el agrupamiento (clustering) poblacional en base a los datos de referencia del HapMap, HGDP-CEPH, y otras fuentes. Encontramos diferencias significativas en la influencia del noroeste de África entre las poblaciones españolas, desde un mínimo de ≈5% en españoles de la península ibérica hasta un máximo de ≈17% en los canarios, mientras que la influencia subsahariana era despreciable. Sorprendentemente, la ascendencia del noroeste de África muestra una gran variación interindividual en los canarios oscilando desde un 0% hasta un 96%, reflejando la violencia con que las islas fueron conquistadas y colonizadas por los españoles en el siglo XV. Como consecuencia, una comparación de la frecuencia alélica entre las muestras españolas de la península ibérica y las Islas Canarias evidencia un exceso de marcadores con diferencias significativas. Sin embargo, la inflación de los valores "p" para las diferencias fue adecuadamente controlada mediante la corrección de las estimaciones de ascendencia genética derivadas de un número reducido de AIMs.

Conclusiones/Significado


Aunque la influencia africana estimada podría estar sesgada debido a la precisión de los marcadores, estos resultados confirman que las huellas genéticas del noroeste de África son visibles en la población española de hoy en día, especialmente entre los canarios, y que la influencia africana desigual existente en estas poblaciones podría incrementar el riesgo de falsos positivos en los estudios de asociación. Para controlar este efecto, sería suficiente con una docena de AIMs en el ajuste para la estratificación poblacional evaluada.
Traduzco también parte de la introducción:

Quote:
INTRODUCCIÓN

Las poblaciones que habitan la península ibérica han sido influenciadas por las mismas grandes migraciones prehistóricas que han afectado al resto de las poblaciones europeas, independientemente de la magnitud con que la expansión neolítica procedente de Oriente Próximo haya influenciado a su composicón genética [1]–[5]. Los estudios sobre el cromosoma Y han indicado que tales migraciones han influenciado uniformemente el trasfondo genético ibérico [6]. Así, con la excepción de unos pocos grupos aislados -siendo los vascos el más representativo de ellos [7]-, las poblaciones que habitan la península ibérica muestran una notable homogeneidad genética [1], [6], [8], [9].

A pesar de esto, varias líneas de evidencia apoyan la existencia de una desigualdad identificable en la influencia africana sobre las poblaciones de España, tanto de la península ibérica como de las Islas Canarias. El exceso de diversidad observado en los haplotipos del genoma autosómico de los europeos suroccidentales fue interpretado como resultado directo de las migraciones desde el norte de África a través del Mediterráneo [10]. Además, los estudios de ADN mitocondrial (mtDNA) y del cromosoma Y han revelado influencias norteafricanas agrupadas geográficamente en torno al 8-10% en Iberia [6], [8], [11]–[13], con estimaciones algo mayores para las poblaciones del noroeste y las regiones del sur [6], [8], [12], [14] que han sido típicamente atribuidas a una migración histórica principal del cercano noroeste de África como parte del dominio islámico que empezó en el 711 y se prolongó durante siete siglos [15]. Además, las huellas genéticas de influencia africana se han demostrado de importancia en poblaciones españolas particulares como es el caso de los canarios, quienes en muchos estudios muestran una influencia genética de los africanos noroccidentales del 22-38%, y menos del 5% de africanos subsaharianos [16]–[21]. El mestizaje histórico de los colonizadores españoles con los aborígenes relacionados con los bereberes del noroeste de África, y con subsaharianos introducidos como resultado del comercio de esclavos, ha sido postulado como explicación que da cuenta de las peculiaridades de esta población [17].





 
Old April 2nd, 2011 #12
Alberto
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¿Qué diferencia hay entre Spanish e Iberians?
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"Los españoles hemos sido grandes en otra época, amamantados por la guerra, por el peligro y la acción; hoy no lo somos. Mientras no tengamos más ideal que el de una pobre tranquilidad burguesa, seremos insignificantes y mezquinos."
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Old April 2nd, 2011 #13
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Con Spanish se refieren a la población española, tanto de la península ibérica como de las Islas Canarias. Con Iberian abarcan la población de la península ibérica al completo, incluyendo a los portugueses.

El mayor desplazamiento hacia la izquierda en el eje horizontal del cluster ibérico respecto al grupo español indica la mayor presencia de genética norteafricana en las muestras portuguesas. Lo que confirma parcialmente lo que los sucesivos estudios sobre cromosoma Y han venido apuntando, que el patrón de aporte africano en la península tiene su máximo en el oeste (Portugal, Galicia, Cantabria, Extremadura, León...) y se degrada cuanto más al este. También se confirma, aunque ya estaba más que de sobra confirmado, que, como no podía ser de otra forma, la presencia de marcadores autosomales africanos se acompaña de sus respectivos linajes en cromosoma Y; ya que se observa que los grupos de referencia italianos y griegos, que son junto con España los pueblos con mayor presencia de haplogrupo E3b, son los menos distantes de las poblaciones norteafricanas.

En el estudio se menciona el 711 como posible momento de entrada de la genética africana y es un punto en el que yo disiento. La frontera de genética africana en la península coincide con la frontera de los pueblos neolíticos más desarrollados por su contacto con el mediterráneo, como los íberos, que por su mayor densidad de población absorvieron o desplazaron a un sustrato de población previo que pudo dejar una huella más profunda en el oeste peninsular. El flujo genético a través del estrecho se remonta a mucho más atrás que el mítico 711; estamos hablando del Paleolítico final, Mesolítico y Neolítico temprano.
 
Old April 12th, 2011 #14
Blanco.
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La estructura facial de hombres y mujeres se ha vuelto más similar con el tiempo. ScienceDaily.
Facial Structures of Men and Women Have Become More Similar Over Time.
(De hombres y mujeres españoles y portugueses)


Traducción por Bitinavegantes:
Quote:
En un estudio en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, donde examinaron cientos de cráneos españoles y portugueses, abarcando cuatro siglos, muestra que las diferencias en las características craneofaciales de los hombres y las mujeres se han vuelto menos pronunciadas.

"El mejorar nuestra comprensión de las características craneofaciales de grupos regionales nos puede ayudar a aprender más de los restos esqueléticos, incluso a identificar mejor a un individuo sobre la base de sus restos", dice la Dra. Ann Ross, profesora asociada de antropología en dicha universidad e investigadora principal del estudio. Los investigadores analizaron más de 200 cráneos que datan de siglo XVI y XX de España, así como aproximadamente 50 cráneos de siglo XX de Portugal.

Los investigadores encontraron que las diferencias craneofaciales entre hombres y mujeres contemporáneos son menos pronunciadas de lo que eran en el siglo XVI. También encontraron que, mientras que las características craneofaciales para ambos sexos en España han ido cambiado con el tiempo, donde resulta particularmente significativos es en las mujeres. Por ejemplo, la estructura facial de las mujeres españolas modernas es mucho más grande que las mujeres del siglo XVI. Esta diferencia puede deberse a una mejor nutrición u otros factores ambientales.

Los investigadores prestaron especial atención a las diferencias estructurales entre los cráneos de hombres y mujeres, dado que "esto puede ayudarnos a establecer el sexo de unos restos, basándonos en sus características craneofaciales," señala Ross, lo que es particularmente importante cuando encontramos un esqueleto incompleto. "Ser capaz de decir si un cráneo pertenecía a un hombre o una mujer es muy útil tanto para una investigación criminal como en una investigación académica."

La evaluación de los cráneos del siglo XVI fue especialmente importante para los investigadores, ya que les permitió determinar cómo las diferentes características de los cráneos masculinos y femeninos han cambiado con el tiempo. "Esto tiene aplicaciones para la caracterización de antiguos restos", agregó Ross. "La aplicación de los estándares del siglo XX a los restos históricos puede ser engañoso, ya que las diferencias sexuales pueden cambiar con el tiempo, tal como hemos demostrado en este estudio."

El estudio también encontró que las diferencias sexuales craneofaciales fueron muy similares entre las poblaciones españolas y portuguesas, lo que implica que los estándares elaborados para la identificación del sexo de los cráneos españoles podrían aplicarse a forma regional.

El artículo que describe la investigación, "Implications of dimorphism, population variation, and secular change in estimating population affinity in the Iberian Peninsula", ha sido publicado en la revista Forensic Science International. Este documento ha sido co-escrito por Ross, el Dr. DH Ubelaker de la Smithsonian Institution's National Museum of Natural History, y el Dr. EH Kimmerle de la Universidad del Sur de Florida. El trabajo fue financiado, en parte, por el Instituto Nacional de Justicia.

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Resumen:

La variación morfométrica craneal entre las muestras españolas fue comparada con una muestra portuguesa del siglo XIX usando enfoques tradicionales y tridimensionales. Las muestras españolas incluían la colección regional del siglo XIX de Oloriz y la muestra local de los siglos XVI y XVII de Villanubla y Valladolid del noroeste de España. Los resultados sugieren una variación moderada entre las muestras y sugieren que los diversos patrones de variación regional, dimorfismo sexual y cambio secular representan importantes factores a ser tenidos en cuenta en evaluaciones de afinidad poblacional con técnicas craneométricas.
 
Old April 12th, 2011 #15
Blanco.
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Etnia tungús
Este de Siberia.





Erectus pekinensis -Hombre de Pekín-
Cueva de Zhoukoudian.




 
Old April 12th, 2011 #16
Eturner
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Me he encontrado esto:

http://ciencia-explicada.blogspot.co...i-nuestra.html
 
Old April 13th, 2011 #17
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http://www.ugr.es/~pwlac/G26_09Claude_Fischler.html


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Originally Posted by Homo sapiens en la edad industrial View Post

- Homo sapiens ha vivido de la caza y la recolección durante más del 99% del tiempo transcurrido desde su aparición (Lee y DeVore 1968). No carece de razón, pues, pensar que un buen número de sus rasgos filogenéticos fundamentales ha podido ser seleccionado en el transcurso de ese período de la evolución humana, en función de determinados tipos de ecosistemas, de determinados modos de interacción con el ecosistema. Ése ha sido el caso, sin duda, de rasgos de la biología humana que tienen relación con la función alimentaria. Habría, pues, correspondencia, ajuste, congruencia, entre esos caracteres filogenéticos y un determinado tipo de ecosistema: aquél en el cual tuvo lugar la selección de los rasgos implicados, al que Bowlby (1969) denomina environment of adaptedness.

Ahora bien, si aún hoy somos ampliamente tributarios de ese pasado filogenético, vivimos sin embargo desde hace tiempo en ecosistemas que sólo tienen una relación lejana con ese environment of adaptedness. Homo sapiens, del neolítico a la revolución industrial, ha cambiado biológicamente poco; pero, en el plano cultural, y sobre todo en el de las relaciones del hombre con el ecosistema, hemos asistido a una verdadera conmoción. Es legítimo, pues, plantearse la cuestión de saber si el mundo que ha creado el hombre moderno resulta siempre compatible con la "naturaleza humana" (Tiger 1978). Si realmente, de manera súbita (a escala del tiempo evolutivo, se entiende), los fundamentos mismos de la adaptedness (¿"adaptitud"?) entre el hombre biológico y la esfera eco-cultural son de nuevo cuestionados, reemplazados por otro tipo de relación, podemos preguntarnos si ese cambio puede amenazar, por excederlas, las capacidades de ajuste del organismo. En otros términos: la plasticidad del genoma metabólico, ¿no está cada vez más sobreexigida? El medioambiente cambia con mucha rapidez; el grado de adaptedness también cambia de manera considerable. Algunos rasgos, seleccionados bajo el efecto de determinadas presiones, podrían de algún modo "cambiar de signo" ante presiones de distinto tipo.


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Originally Posted by El omnívoro cazador View Post
Esa libertad (relativa) para elegir es, en efecto, propia del omnívoro en el que el primate ancestral se ha convertido (5), al hacerse predador y cazador, abandonar el vegetarismo y abrir al mismo tiempo la vía a formas de organización social más perfeccionadas y más cooperativas (Tiger y Fox 1971).

Ese ancestro del hombre pudo desde entonces hacer frente a una gama de situaciones ecológicas casi ilimitada. El hecho de ser omnívoro implicaba, en efecto, una libertad considerable obtenida a un precio mínimo. El precio es el requisito de la variedad: el hombre omnívoro sólo puede obtener los nutrientes que precisa para sobrevivir (vitaminas, aminoácidos esenciales, etc.) de un abanico de alimentos bastante amplio (Gaulin 1979). La libertad es, precisamente, la posibilidad de elegir, cuya ampliación permite una considerable capacidad de adaptación a las fluctuaciones de los recursos alimentarios.

Ligado a esa pareja constricción/libertad se encuentra la "paradoja del omnívoro" (véase Rozin 1976). El omnívoro está constantemente sometido a la tensión de dos tendencias contradictorias. Por una parte, debe innovar, experimentar sustancias alimenticias nuevas (neofilia), precisamente para satisfacer sus variadas necesidades metabólicas y ajustarse a los cambios ecológicos. Ahora bien, eso lo expone, por otra parte, a riesgos (la toxicidad eventual de alimentos desconocidos). Tiene, pues, al mismo tiempo, que ser capaz de superar o eludir esos riesgos y, por tanto, de desconfiar de los alimentos desconocidos (neofobia), de aprender a evitar o a rechazar los tóxicos. De esa tirantez constante entre deseo de innovación y miedo a la novedad se deriva una ansiedad que es, sin duda, consustancial al estado de omnívoro. Luego veremos que, paradójicamente, esa ansiedad fundamental es reactivada de modo paroxístico por la modernidad alimentaria.

El hombre, como cazador-recolector, parece que puede satisfacer, por lo general bastante bien, la exigencia de variedad. Por una parte, la recolección parece permitirle obtener un abanico de alimentos probablemente más variados y abundantes de lo que durante mucho tiempo se ha creído (Gaulin 1979, Lee y De Vore 1968, Sahlins 1972): frutos y bayas, pero también larvas y pequeños animales; después, legumbres, tubérculos; eventualmente, gramíneas salvajes; etc. Por otra parte, la caza le aporta, de manera más o menos irregular, recursos suplementarios de proteínas. Pero el consumo de caza mayor plantea el problema vital de la corrupción de los alimentos. A no ser que se disponga de técnicas de conservación perfeccionadas (secado, ahumado, salazón, etc.), habrá que elegir entre comer todo lo posible en el lugar donde se obtiene la presa o dejar que se pudran los restos. De ahí, según Lorenz (1969), las "orgías" cárnicas durante las cuales los hombres almacenan en sus cuerpos la mayor cantidad posible de proteínas. Habría, en suma, una ventaja selectiva en la glotonería. Ante la falta de depósitos de alimentos, el consumidor de alimentos arcaico podía constituir reservas internas, al menos simbólicas.


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Originally Posted by La revolución/regresión neolítica View Post
La aparición de la agricultura, hace una decena de miles de años, aumentó sin duda la cantidad global de recursos alimentarios; incrementó igualmente las posibilidades de almacenaje (grano y ganado). Pero probablemente la agricultura tiende también, como señala Gaulin (1979), a encoger el abanico cualitativo de los alimentos consumidos y a introducir en la alimentación humana una monotonía creciente. Por otra parte, el sistema alimentario basado en la producción agrícola presenta una fragilidad acrecentada, al menos en los territorios pobres, como resultado del proceso de especialización creciente ligado a la producción agrícola. Esa "lenta marcha hacia la especialización del progreso agrícola, cuyos (...) comienzos se sitúan en el saltus (6) del creciente fértil durante el Neolítico" (Barrau 1974) hace que la alimentación esté basada cada vez más en un producto base (staple), en general rico en hidratos de carbono: cereales en forma de gacha, tortita, galleta, pan; patatas o tubérculos diversos; algarrobas, etc. Ese staple, que es también el cultivo básico, está acompañado, en mayor o menor frecuencia y de manera más o menos abundante, según las circunstancias, con una carne dominante procedente de la ganadería. La oposición staple/alimentos de complemento o de placer (carne en particular) se encuentra en la distinción tradicional china entre fan (el grano, es decir, el arroz, considerado como "lo que alimenta") y ts’ai (legumbres y carne que amenizan el fan; en suma, la parte de placer de la comida) (Chang 1977). Desde entonces, toda crisis de producción del staple tiene consecuencias catastróficas: la desnutrición pura y simple de poblaciones enteras, el hambre. En mayor frecuencia, son los "complementos" del staple los que vienen a faltar. Es, entonces, la malnutrición cualitativa la que se extiende, por no haber cumplido con el requisito de la variedad (déficit vitamínicos, proteínicos o de aminoácidos esenciales, con el cortejo de enfermedades que acarrean). De manera que las sociedades agrícolas, al reducir en parte la fluctuación de los recursos o, al menos, la irregularidad de los ciclos alimentarios, han introducido el riesgo de crisis con consecuencias catastróficas.

En ese sentido -el de un estrechamiento del abanico alimentario, una relativa pérdida de complejidad debida a la especialización progresiva y, en consecuencia, una fragilidad acrecentada del sistema agro-alimentario- quizás pueda decirse que la revolución neolítica, en algunos aspectos, supone en efecto una regresión.

No obstante, como hemos visto, el proceso de especialización es lento. Y, en las sociedades agrícolas que subsisten en Occidente hasta fechas muy recientes, la alimentación se inscribe en el marco de ecosistemas domésticos diversificados (Barrau 1974, Harris 1969), al menos en la mayoría de los casos: policultivos, parcelas de pequeña dimensión, cultivo de una diversidad y variedad de especies, producción doméstica de lo esencial o de una gran parte de los géneros consumidos; con la excepción, sin embargo, de algunos productos que tenían ya valor de cambio y cuyo sistema de producción y distribución funciona desde bastante pronto a escala interregional o incluso internacional. Éste último es el caso de las especias, por supuesto, pero también el del azúcar (cuyo estatus, hasta la "revolución dulce" del siglo XIX, se distingue poco del de las especias) y, en alguna medida, el caso de la sal. Se trata de productos, llegados del exterior, que vienen, literalmente, a salpimentar un poco la monotonía de la comida.

Puesto que las prácticas alimentarias así ligadas a la producción local permanecen estrechamente constreñidas, se caracterizan por una gran rigidez y una gran repetitividad, que sólo son temperadas por otros dos elementos. En primer lugar, en el ecosistema doméstico diversificado están disponibles múltiples sub-variedades de especies consumibles, lo que permite variar bastante sutilmente los sabores (Barrau 1978 y comunicación personal). Pero, sobre todo, lo que viene a temperar esa monotonía es el régimen de alternancia, el carácter cíclico muy marcado de la alimentación. Los ciclos están sometidos a exigencias ecológicas y culturales: estaciones en las que se produce y en las que no, fases de penuria y de abundancia, periodos de trabajo intensos y de reposo relativo; celebración de rituales ligados a los grandes trabajos agrícolas, fiestas y ayunos religiosos, festividades diversas, etc. La cotidianidad está, pues, jalonada de rupturas, restrictivas (ayunos, "vigilia") o festivas, con ocasión de las cuales los seres humanos se embriagan literalmente con manjares ricos y raros, con carne grasa en particular, como ocurre en el caso de los cazadores cuando retornan de una campaña exitosa, pero también con alcohol.

Los constreñimientos socioculturales son poderosos y complejos. Las gramáticas culinarias, los principios de asociación y de exclusión entre los distintos alimentos, las prescripciones y las prohibiciones tradicionales y/o religiosas, los ritos de la mesa y de la cocina estructuran la alimentación cotidiana. El uso de alimentos, así como el orden, la composición y la hora de las comidas, están precisamente codificados. Un determinado número de "marcadores" gustativos afirman la identidad alimentaria, sellan muy férreamente la pertenencia culinaria a un territorio local, en particular el uso exclusivo de una grasa de cocción específica. A este respecto, los historiadores han mostrado la gran estabilidad y la rigidez de lo que denominan los "fondos de cocina": aceite de oliva en el Mediodía mediterráneo, manteca de cerdo o mantequilla en el Oeste, etc. (Febvre 1938).

El requisito de la variedad y la libertad de elección, junto a la paradoja neofilia/neofobia, generadora de ansiedad (pero protectora y, sin duda, creadora), nos remiten a una constante. Ésa constante es el hecho de que la historia alimentaria del phylum humano está marcada, no por la penuria permanente, sino por la fluctuación cualitativa y cuantitativa de recursos; por la alternancia, tanto de periodos "grasos" y "magros" como de consumos de distintas especies; por el carácter cíclico, más o menos irregular, de la alimentación (estaciones y precipitaciones, cambios climáticos, los azares y la suerte en la caza, las incertidumbres de la producción agrícola, las catástrofes naturales o bélicas, etc.). Son esa periodicidad fluctuante y esa inseguridad radical las que constituyen el environment of adaptedness de la alimentación humana.

Ahora bien, en algunos decenios, la revolución industrial, la especialización y los rendimientos crecientes de la producción agrícola, el desarrollo hipertrófico de las ciudades, van a crear una modernidad alimentaria que va a trastornar o incluso a trastocar completamente la relación del hombre con su alimentación. En el pasado, reinaban la inseguridad del aprovisionamiento y la estabilidad de los usos. La modernidad alimentaria aporta la plétora, un aflujo continuo de alimentos que parece inagotable; pero también el cambio acelerado y la crisis en los usos de la cocina y de la mesa. Con la modernidad alimentaria surge la crisis moderna del régimen.
 
Old April 13th, 2011 #18
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Esto no es sobre ciencia racial humana, pero por si a alguien le interesa:

http://www.europapress.es/sociedad/c...413105241.html

Hallan el eslabón perdido de los primeros dinosaurios.


Investigadores del Museo Nacional Smithsoniano de Historia Natural en Washington (Estados Unidos) han descubierto el cráneo y las vértebras del cuello de un dinosaurio fosilizado que no sólo revela una nueva especie sino también un vínculo evolutivo entre dos grupos de dinosaurios. La nueva especie se denomina 'Daemonosaurus chauliodus' y sus características se publican en la revista 'Proceedings of the Royal Society B'.



http://www.europapress.es/sociedad/c...413104303.html

Las aves heredaron un potente olfato de los dinosaurios


Las aves heredaron un potente sentido del olfato de los dinosaurios, según un estudio de las universidades de Calgary en Canadá y Ohio en Estados Unidos que se publica en la revista 'Proceedings of the Royal Society B'.

El descubrimiento evaluó la tesis de que, durante la evolución de los dinosaurios a las aves, el sentido del olfato declinó a medida que las aves desarrollaron mayores sentidos de la visión, audición y equilibrio para el vuelo. Los investigadores compararon los bulbos olfativos del cerebro de 157 especies de dinosaurios y aves antiguas y modernas y los descubrimientos desafían este planteamiento.
 
Old April 14th, 2011 #19
Blanco.
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Libor Balák

Paleolithic Gallery


Animales del norte














 
Old April 14th, 2011 #20
Blanco.
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Paleolítico Medio e Inferior









Auriñaciense







 
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